miércoles, 7 de marzo de 2018

Plegaria pidiendo ayuda (Salmos 28)// Débiles en la Fe (Romanos 14)



Salmos 28
Plegaria pidiendo ayuda, y alabanza por la respuesta

1 A ti clamaré, oh Jehová.
Roca mía, no te desentiendas de mí,
Para que no sea yo, dejándome tú,
Semejante a los que descienden al sepulcro.
2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti,
Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
3 No me arrebates juntamente con los malos,
Y con los que hacen iniquidad,
Los cuales hablan paz con sus prójimos,
Pero la maldad está en su corazón.
4 Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus
hechos;
Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová,
Ni a la obra de sus manos,
El los derribará, y no los edificará.
6 Bendito sea Jehová,
Que oyó la voz de mis ruegos.
7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
En él confió mi corazón, y fui ayudado,
Por lo que se gozó mi corazón,
Y con mi cántico le alabaré.
8 Jehová es la fortaleza de su pueblo,
Y el refugio salvador de su ungido.
9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad;
Y pastoréales y susténtales para siempre.

Romanos 14
Los débiles en la fe

1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.
2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil,
come legumbres.
3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come,
no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor
está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor
para hacerle estar firme.
5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los
días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace
caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor
come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor
no come, y da gracias a Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para
sí.
8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el
Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del
Señor somos.
9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser
Señor así de los muertos como de los que viven.
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué
menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos
ante el tribunal de Cristo.
11 Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda lengua confesará a Dios.
12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino
más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al
hermano.
14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí
mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo
es.
15 Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya
no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se
pierda aquel por quien Cristo murió.
16 No sea, pues, vituperado vuestro bien;
17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia,
paz y gozo en el Espíritu Santo.
18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es
aprobado por los hombres.
19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua
edificación.
20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las
cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga
tropezar a otros con lo que come.
21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu
hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios.
Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que
aprueba.
23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no
lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario